El 29 de abril de 1984 el equipo bilbaíno logró una victoria (2-1) en la última jornada de liga, gracias a los goles de Íñigo Liceranzu, que permitieron obtener el título liguero. A pesar de una racha de derrotas ante el Everton y Leicester City, el equipo siguió siendo sólido en St James’ Park, camiseta de boca todo lo contrario a domicilio que no llegaron a conseguir demasiados puntos. Sin cambios en el descanso.