El club les regaló un balón firmado por el once con una dedicatoria personalizada del jugador favorito de cada nena. Existía en Gran Bretaña un curioso e injusto privilegio para los futbolistas profesionales cuando, el 28 de julio de 1914, estalló la Primera Guerra Mundial: solo podían ser llamados a filas los que contaran con el consentimiento de su club.
-
Archivo
-
Meta