En un panorama saturado, hay que estar siempre presente, y no hay nada que paradójicamente nos haga ser más visibles que morirnos. O, mejor dicho, en la que uno hace para ser: la actividad frenética e imparable a la que obliga hoy la cultura (un librito por aquí, una conferencia por allá, una columna en un rato muerto) es el peaje que se ha de pagar para ser visible, es decir, por seguir existiendo.
-
Archivo
-
Meta